jueves, 26 de noviembre de 2009

EL VOLEY PERUANO DESPUES DEL SEÙL




Después de 1988, Gina y Cecilia se retiraron de la selección para jugar profesionalmente en Italia. Era una decisión completamente justificada pues ya le habían dedicado muchos años a la selección nacional; además, tenían que aprovechar que sus cuerpos aún no cedían al cansancio para ganarse un buen sueldo en el exterior. También era tiempo que viniera una nueva generación de jugadoras y todo parecía indicar que el Mundial Juvenil en el Perú en 1989 iba a producir a una nueva generación de campeonas.
Janet Vasconzuelo ataca contra China en el Mundial Juvenil de Perú '89. Fue el mejor partido peruano, con una victoria por 3 a 1. Jéssica Tejada se lesionó en el 3er set. [Archivos de El Comercio]
Carlos Aparicio, que fue asistente de Mambo durante todo este tiempo (salvo en 1987 cuando lo reemplazó Richard Lira), armó un equipo alto, pero no lo suficientemente fuerte como para contrarrestar a equipos como Brasil y Cuba. La única que atacaba con fuerza era Paola Paz Soldán; Margarita Delgado y Sammy Duarte bloqueaban bien en el medio pero no tenían ataques centrales contundentes; Rocío Cerna y Janet Vasconzuelo atacaban inteligentemente pero no eran muy altas; y por último Jéssica Tejada era una armadora menos que estelar.
Aún así, consiguieron un cuarto puesto detrás de Brasil, Cuba y Japón, dándole al país esperanzas de buenos tiempos a venir. Pero de todas estas jugadoras, sólo Margarita Delgado llegó a formar parte del sexteto titular de mayores bajo la dirección de Mambo. Janet asumió el rol de jugadora defensiva (lo que ahora ha evolucionado al rol de líbero), pero el resto de la generación, por diversas razones, desapareció.
Con la partida de "la zurda de oro", Mambo comenzó a utilizar a Mírian Gallardo, “la zurda de plata”, muy esporádicamente en el sexteto titular. En la Copa del Mundo de 1989 en Japón, Mambo se vio forzado a utilizar a algunas juveniles, pues Rosa no consiguió permiso de su club italiano para ausentarse por unas semanas. Jéssica Tejada tuvo que reemplazarla, aliviando a Sonia Heredia que actuó como armadora momentáneamente (y que, según dijeron los periódicos, no les fue mal a ninguna de las dos). Pero a pesar de estas medidas de emergencia, Mambo no dejó que las juveniles comenzaran a incorporarse todavía. Para el sudamericano de Curitiba en ese mismo año, Mambo reconvocó a Denisse y Cenaida, desplazando a Sonia Ayacuán y Margarita Delgado que habían comenzado a madurar en la cancha. En la final ante Brasil, las jugadoras experimentadas ganaron una vez más el título continental. Brasil, por lo tanto, arriesgó la victoria para incorporar a algunas jugadoras del joven equipo bicampeón mundial juvenil al plantel titular adulto.
1990: Brasil toma ventaja
En 1990, a escasos meses del decimoprimer Mundial de Mayores en China Popular, se llevaron a cabo los Segundos Juegos de la Buena Voluntad en Seattle, EEUU. A la ausencia de Denisse, Mambo le dio la oportunidad a Sonia Ayaucán de jugar de atacante de esquina. Y por primera vez, Rosa levantó de posición dos, como todas las demás armadoras del mundo, con lo cual Margarita jugó de posición central. Pero pronto se vio que esta fórmula no funcionaba. Ante la URSS, la altísima Chebúkina hizo lo que quiso con el bloqueo de Margarita. En el partido por el tercer lugar contra Brasil, Mambo se vio forzado a regresar a la fórmula anterior porque el ataque central de Brasil era muy rápido para Margarita. La lesión de la brasilera Ana Flávia en el tercer set ayudó a que Perú remontara el marcador y ganara el tercer y cuarto set. En el quinto—que ya se había modificado al sistema rally-point—Perú obtuvo el primer match-point, pero las imparables brasileras Márcia y Ana Moser remontaron el marcador desde 11 para ganar el set por 16 a 14. Esta victoria fue la primera indicación de que Brasil ya había superado al Perú.
El Mundial de China ‘90 pasó desapercibido en el Perú, no sé porqué. Sin embargo, pude leer en periódicos y en la revista de la FIVB sobre los acontecimientos de este torneo. La actuación peruana resultó en un decepcionante sexto lugar, detrás de la URSS, China, los EEUU, Cuba y Corea del Sur (equipo al que solíamos ganarle con facilidad). Sí hubieron ciertos destaques individuales: Sonia Ayaucán ganó el premio por la mejor recepción y Gaby comenzó a deslumbrar una grandeza que la llevaría a los niveles más altos durante el resto de su carrera.
De La Habana a Ibirapuera: 1991
1991 fue un año importantísimo para el vóleibol peruano:
Primero, se llevaron a cabo los Juegos Panamericanos en La Habana. Ahí, Perú se midió contra el poderoso equipo cubano y también contra Brasil. Segundo, estaba el sudamericano en São Paulo (cuyo campeón iría directamente a las Olimpiadas de Barcelona); y tercero, la Copa del Mundo en Japón, que servía de clasificatorio olímpico en caso de no ganar el sudamericano.
En los panamericanos, Perú ganó el primer partido contra Brasil por 3 a 2. Denisse había vuelto al equipo pero Cenaida no, así que Mírian Gallardo finalmente pudo ser titular después de tantos años, Margarita estaba fija en posición 2 porque Rosa continuó jugando en posición central. Pero luego Perú perdió contra las anfitrionas por 3 a 1, que era de esperarse porque Cuba y la estratosférica Mireya Luis se tornaron imparables en los comienzos de década. En la semifinal, Perú enfrentó de nuevo a Brasil, en un partido jugado bajo un calor caribeño infernal (y eso que el coliseo era parcialmente al aire libre). Brasil ganó el partido por 3 a 1, haciendo más clara la posibilidad de que Perú podría no clasificarse a Barcelona en el sudamericano. Nadie se había imaginado tal ocurrencia, ¡pues caramba, el Perú era el subcampeón olímpico!
Cilene Rocha pega contra el bloqueo de Mírian y Rosa en el sudamericano del '91 en São Paulo. Ida, Fernanda y Ana Flávia apoyan. Brasil ganó el partido por 3 a 1. [Archivo de fotos de la FIVB]
Cuando llegó la hora del sudamericano de São Paulo, Perú apareció más compacto como equipo. Margarita había entrado al esquema ofensivo mejor que Mírian, lo cual es irónico porque Mírian había sido suplente en la selección desde 1986. La final ante el equipo de casa, en un coliseo enteramente amarillo y con la torcida brasileira alentando a su equipo sin parar, resultó en una derrota peruana que dio una gran pena pues las jugadoras la lucharon bien. Pero jugar en Ibirapuera no es como jugar en cualquier otro coliseo del mundo. Más barullo no creo que se puede hacer en el mundo del vóleibol internacional.
Por el lado malo, el público arrojó chapitas, monedas y manzanas comidas a las jugadoras peruanas (una le cayó a Margarita antes de sacar). Fue un ambiente hostil que si bien no llegó al nivel vergonzoso de Santo André en 1981, son episodios que en el futuro no se deberían repetir. El cupo sudamericano a Barcelona se lo llevó Brasil. Ahora quedaba tan sólo una posibilidad para el Perú: la Copa del Mundo en Japón.
Rosa, Margarita, Gaby y Natalia listas para el saque. [PanTel]
La Copa del Mundo '91: siete veces Tántalo
Esta edición de la Copa del Mundo en noviembre de 1991 fue como el mito de Tántalo: varias veces el cupo olímpico parecía estar en manos peruanas, pero antes de poder agarrarlo se nos iba del alcance.
Perú comenzó ganándole a Corea del Sur, uno de los otros equipos que luchaba por la última vaga olímpica. Fueron 5 sets luchados a muerte, con el quinto terminando en 17 a 16 en rally-point. Corea nos estiró al límite, pero fue victoria peruana.
Luego Perú enfrentó al equipo soviético, las históricas rivales de Seúl. El equipo soviético era parecido al del ‘88, con la adición de Elena Batújtina y el reemplazo de la armadora Irina Parjomchuk por Marina Ñikúlina. Perú también tenía a cuatro titulares de Seúl, pero las soviéticas eran más sólidas como equipo. Aún así, Perú comenzó jugando muy bien, ganando 16 a 14 el primer set. [Vea la secuencia de una armada brillante de Rosa García.]El segundo set tuvo el mismo marcador, pero a favor de la URSS. Perú pudo ganar ese segundo set, en cuyo caso el tercer set hubiera sido diferente. Con una victoria ante la URSS, el camino a Barcelona hubiera sido un poco más fácil. Pero no sucedió así y Perú perdió al final por 3 sets a 1.

El equipo estadounidense también estaba compitiendo por el cupo a Barcelona. En el partido contra Brasil, los EEUU tuvieron que llegar a un quinto set para derrotar a las sudamericanas. Una victoria brasilera también nos habría ayudado a inclinar el balance a nuestro favor, pero lamentablemente no sucedió así. Brasil perdió en cinco sets y las estaunidenses continuaron su campaña pre-olímpica.
Mambo y Lucho Castro dando direcciones ante la URSS. [PanTel]
El partido contra Cuba fue agotador. A veces el Perú parecía controlar la fuerza desbordante de las caribeñas. Cuba cometió sus típicos errores infantiles que le costaron el 2do set, e inclusive iban perdiendo el 3ro por 11 a 7. Pero cuando Cuba está en apuros sólo hay un nombre que vale: Mireya. Mate a mate, grito a grito, la fabulosa Mireya Luis hundió bolas con furia en cancha peruana. Ella “puso las cosas en su lugar” y ayudó a Cuba a ganar el partido por 3 a 1.
Contra Canadá y España fueron partidos fáciles de 3 a 0. Pero contra Japón, un equipo al cual le debimos ganar, Perú llegó inesperadamente a un quinto set. Fue un partido bien luchado, casi tan intenso como aquel contra Corea. Pero empatados en 15, Rosa García—que siempre se caracterizó por tener la cabeza fría—falló saque y le dio la ventaja a Japón. Un punto después, las niponas ganaron el partido, gracias a ese regalo peruano que no debió suceder. Si Perú hubiese ganado ese partido, quién sabe, tal vez hubiéramos tenido una ventaja sobre los EEUU.
Contra China, hubieron momentos cuando Perú le jugó parejo a las asiáticas. Wu Dan, brillante en Seúl 88, parecía una jugadora más en la cancha. Perú perdió ese partido también por 3 a 1. Fue interesante ver que Mambo reemplazó a Miriam Gallardo por otra zurda, Milagros Cámere. Pero la Cámere no produjo milagros de ningún tipo.
Margarita (de espaldas), Gaby y Natalia esperando el saque.Fue la primera vez que el Perú vistió de azul oscuro. [PanTel]
Ya casi al final del torneo, la FIVB decidió que el cupo final a Barcelona se decidiría en un partido entre los dos equipos mejores clasificados. Perú se tendría que enfrentar a los EEUU, era inevitable (y justo también). Perú ganó el primer set más o menos cómodamente, a pesar de la lesión de Denisse en el tobillo (sin embargo, ella siguió jugando a pesar del dolor). Los dos siguientes sets fueron indiscutiblemente ganados por los EE.UU. Tara Battle, Tonya Sanders, Caren Kemner y Elaina Oden estuvieron imparables. Perú no conseguía armar un buen bloqueo, las jugadoras se comenzaron a pelear entre ellas, y Gaby—la que más anotaba puntos—comenzó a mostrar cansancio. Pero en el cuarto set, Perú logró recuperar su juego y forzó un quinto set.
La decisión llegó a un set de “muerte súbita”. El marcador comenzó parejo pero los EEUU consiguieron unos puntos cruciales de ventaja que Gaby desesperadamente trató de recuperar al final. Pero fue Kemner la que puso el mate final y le dio a su país el tan ansiado boleto a Barcelona ‘92. Para el Perú, no clasificar fue casi tan doloroso como perder en el ‘88. El destino tantalizó con uvas y agua al hambriento y sediento equipo peruano.
Después de este capítulo tan triste en Japón, las Olimpiadas de Barcelona no tuvieron la misma emoción para el público peruano. Hubieran sido unos juegos muy interesantes, pues los dos equipos que eliminaron al Perú—los EEUU y Brasil—terminaron en tercer y cuarto puesto, respectivamente, detrás de Cuba y el Equipo Unificado (CEI, ex-Unión Soviética, o como sea que se llamó). China quedó en penúltimo lugar, el peor resultado para este país en los juegos olímpicos.
Cusco '93: el último triunfo peruano
En 1993, se llevó a cabo el Mundial de Juveniles en Brasil, en donde el Perú obtuvo el cuarto puesto detrás de Cuba, la Ukraína y Corea del Sur. Igualmente, el Mundial de Menores también resultó en un cuarto lugar para las peruanas (a pesar de una controversia por la edad de una de las titulares—qué vergüenza). Estos resultados parecían prometer una buena base de jugadoras para el futuro; sólo era cuestión de continuar su desarrollo y medirlas contra otros equipos internacionales.
Este año más que nada, marcó el último triunfo peruano a nivel internacional, y qué mejor lugar que en el mismo Cusco (ciudad a 3225 metros sobre el nivel del mar) en donde se disputaría el campeonato sudamericano. El Cusco puso a prueba los pulmones de ambos sextetos pues tanto las peruanas como las brasileras practican en ciudades cerca al nivel del mar.
Cusco fue el sudamericano más importante de todos. Sirvió para probarle a Brasil que el Perú no se había ido. [Foto de Martín Dolmos, de la revista Estadio]
Como era de esperarse, la gran final entre estos dos gigantes continentales estuvo llena de emoción, aunque el segundo y tercer set fueron fáciles victorias para uno y otro equipo. Gaby se lució, conectando con Rosa en bolas cortas y zagueros imparables. No sólo eso, bloqueó a Hilma tantas veces que Brasil lamentó mucho la falta de Ana Moser. Ericleia Bodziak “Filó” jugó muy bien pegando de esquina, Ida lograba casi todos sus puntos cuando Gaby no estaba adelante, y Márcia—sempre ela!—se desempeñó muy bien a pesar de la obvia falta de oxígeno.
Al final, con ambos equipos cansados y sin aire, la barra mantuvo el partido vibrando con esa pasión tan intensa que sólo se vive en provincias. Cusco fue nuestra respuesta a Ibirapuera, pero en los Andes. A pesar de una controversia al final del cuarto set, el Perú recuperó el título sudamericano con un bloqueo de Gaby y Margarita sobre Márcia. Esta fue la última gran victoria a nivel internacional para la extensión de aquella magnífica generación, cuya racha comenzó en el Mundial del ‘82... Fue casi una década entera de maravillosos partidos la que nos brindaron estas jugadoras. Poco después de Cusco, Gaby anunció su retiro de la selección para irse a jugar profesionalmente en Italia.
La era post-Gaby
Después de Cusco, la selección pasó por varios cambios. Ese mismo año, se disputó la primera edición del World Grand Champions Cup en Japón, a donde asistieron cuatro campeones continentales, el campeón olímpico (Cuba) y el equipo anfitrión (Japón). Un disparejo equipo peruano quedó en último lugar pero no sin darle pelea a los demás equipos: un apretado 3 a 2 ante el equipo ruso y otro contra los EEUU fueron las mejores actuaciones del Perú en este torneo.
PEREZ [del Solar], su casiquilla # 5 siempre será recordada. [PanTel]
Después de esta competencia, el entrenador Man Bok Park también decidió retirarse como entrenador de la selección peruana para irse a entrenar al club japonés Ito Yokado. Otro coreano pasó a tomar su lugar, Jun Dug Park, pero la química entre él y las jugadoras nunca fue muy buena, tal vez por su castellano elemental. En los Juegos de la Buena Voluntad en San Petersburgo ‘94, Perú quedó nuevamente en último lugar. Rosa seguía armando, Natalia trataba de enseñar y alentar a las nuevas jugadoras, pero a excepción de Milagros Moy y a veces Yulissa Zamudio, el nuevo talento no tenía esa garra que caracterizó a anteriores generaciones peruanas. Ese mismo año, Perú participó en el Gran Prix en Asia (la versión femenina de la Liga Mundial de hombres), jugando partidos contra los mejores equipos del mundo. Sólo se ganó un partido en toda la competencia, frente a Holanda. En el Mundial de Mayores de Brasil ‘94, el resultado fue aún peor. El Perú perdió todos sus partidos y quedó fuera de la segunda etapa al perder contra Azerbaiyán, lo cual indicó que las cosas estaban graves en el vóleibol peruano.
Sandra Rodríguez ataca contra Azerbaiyán en el Mundial de Brasil '94, un mundial para olvidar.
Medidas desesperadas
Se trató, inclusive, de cambiar de escuela de juego, cuando la FPV optó por traer al entrenador cubano Luis Oviedo para adaptar al híbrido estilo peruano a los tiempos cambiantes. Con el cubano se trató de fortalecer la ofensiva peruana, tal como lo propagaban los equipos de Cuba, Rusia, Croacia y los EEUU. Pero esta intención, cuan buena que haya sido, fue un desastre pues el juego de fuerza no resultó eficaz para la mujer peruana, mayormente por el factor de la estatura. Enfrentar a una Regla Torres o una Yevguenia Artamonova no es nada fácil si se mide menos de 1.80m. El entrenador cubano fue criticado bastante, y más aún después del Mundial de Mayores en Japón ‘98, en donde el Perú tuvo que sudar la gota gorda para ganarle a equipos como la República Dominicana y Kenia. Poco después en setiembre del ‘99, por primera vez en muchísimo tiempo, Perú no llegó a la final del campeonato sudamericano jugado en Valencia, Venezuela, cediéndole el segundo lugar a un joven y creciente equipo argentino. Se puede decir que estos tiempos fueron absolutamente desastrosos—los peores de esta historia.
Vuelve Mambo
Antes de la Copa del Mundo en Japón en noviembre del ‘99, el surcoreano Man Bok Park regresó al comando de la selección nacional. No sé cuál habrá sido su motivó... de repente se dio cuenta que el estado de las cosas había empeorado desde su partida, o si él se había encariñado demasiado con el Perú, o si fue la FPV la que le pidió que por favor rescatara lo que pudiera de este programa que en antaño había sido tan exitoso. También regresaron Rosa García y Natalia Málaga, para aportar experiencia al equipo. No sé si esto le hará más bien o mal a un equipo que sigue usando a la misma armadora desde hace más de quince años (por inercia más que por nada). El problema es obvio: no hay una armadora suficientemente buena que reemplace a Rosa. A pesar de su edad, la magia de Rosa García ha elevado el juego de todas las jugadoras, aunque se nota que ella está muy lejos de sus mejores tiempos. Esperemos que la sabiduría de Mambo pueda traer un último y desesperado renacimiento al vóley peruano, uno que se pueda sustentar por sí solo cuando Mambo se vaya.
En la Copa del Mundo en Japón ‘99, Perú no le ganó a ninguno de los equipos mayores, tan sólo a Túnez y Argentina. Pero hubieron pequeñas señales de esperanza: un set ganado frente a China, Croacia, Italia, y uno casi contra Cuba. El partido contra los EEUU—otro equipo que anda en proceso de reconstrucción total—llegó a cinco sets. Comparado con el alentador comienzo de esta gran historia estas “migajas” no dan mucho de qué alegrarse, pero el Perú mantiene las esperanzas de ver un renacimiento a la vuelta. Un punto positivo fue que el equipo dejó de depender enteramente de Natalia y Rosa: las mayores anotadoras fueron Leyla Chihuán y Patricia Soto, nombres nuevos que ojalá lideren a la nueva generación. De las jugadoras intermedias, Milagros Moy y Yulissa Zamudio también dieron buenas actuaciones.
El nuevo equipo peruano: Yulissa pegando una corta, y Patricia lista para el apoyo (o haciendo la coja en finta). [Foto de Daniela Tarantini, fotógrafa de la FIVB]
Con Mambo de regreso, el Perú le ganó a Argentina por 3 a 2 en Lima en enero de 2000, para así clasificarse a las Olimpiadas de Sydney. Fue un partido vibrante que no debió ser tan ajustado, pero las nuevas jugadoras mostraron una garra que no se había visto desde 1993. Puede ser que Rosa vaya a Sydney, lo cual sería increíble pues hace quince años fue que ella jugó en Los Angeles ‘84, luego en Seúl ‘88, y por poco no jugó en Barcelona. Si se hubiera quedado con el equipo peruano que fue a Atlanta, Sydney sería su cuarta olimpiada. Pero no, estas son fantasías solamente. Veremos qué pasa, y esperemos que esta historia tome un mejor rumbo con los nombres de la nueva generación.

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